lunes, 27 de agosto de 2018

¡Viva la Ñ!



La letra Ñ vino al mundo allá por el siglo IX. Cuando las lenguas romances empezaron a desarrollarse se encontraron con un sonido, nasal palatal, que no tenía representación en latín. Para expresarlo, los copistas empezaron a utilizar doble n, (annus), gn (agnus), o ni seguido de vocal (Hispania). En el mismo texto podían aparecer escritas las tres formas, que convivieron durante varios siglos. Algún esforzado monje copista de los que preferían usar nn, para ahorrar tiempo, trabajo y pergamino, sustituyó la segunda n por una pequeña vírgula sobre la primera, y la idea prosperó. Ya en el XIII, la reforma ortográfica de Alfonso X el Sabio, se decantó por utilizar solo la ñ. Su uso se extendió y en 1492, Antonio Nebrija la incluyó en la primera gramática del castellano.
La ñ es una letra elegante, señorial, con sombrero; la adoptaron el castellano y el gallego. Otras lenguas romances optaron por formas más vulgares, gn en italiano y francés (spagnolo, spagnol), nh en portugués (espanhol), ny en catalán (espanyol). Muchas lenguas indígenas de Hispanoamérica adoptaron con cariño la ñ para expresar gráficamente los fuertes sonidos que tenían: ñame, ñacundá, ñajo, ñato, ñeque, ñinga, ñengo, ñola, ñuco…    
En 1991, la era digital puso a la ñ en peligro. La Comunidad Económica Europea propuso eliminarla de los teclados porque en inglés no existe ni en grafía ni en sonido. ¡Coño! ¡Vaya apaño! La comunidad hispanohablante, poseedora de la segunda lengua materna más hablada del mundo, protestó. García Márquez ayudó: “La ñ es un salto cultural de una legua romance que dejó atrás a las otras al expresar con una sola letra un sonido que en otras lenguas sigue expresándose con dos”. Afortunadamente en 1993 el gobierno español la salvó acogiéndose al Tratado de Maastricht, y sigue viva.
Gracias, Ñ, por:
Acompañar, acuñar, aguileño, albañal, antaño, añafil, añagaza, añil, año, añojo, añoso, apaño, apiñar, araña, atañer, baño, bañar, barreño, bisoño, boñiga, breña, Bretaña, bruñir, cabaña, calaña, calaño, campaña, campiña, caña, cañada, cáñamo, cañamón, cañaveral, cañería, caño, carantoña, cariño, castaña, castaño, Cataluña, ceñir, ceño, cigüeña, cigüeñal, cizaña, compañía, constreñir, coña, coñazo, coño, corpiño, cuña, cuñado, cuño, cromañón, diseño, doña, empeñar, empeño, empuñar, enseñar, ensoñación, espadaña, espadañar, España, español, estaño, estreñimiento, extraño, garañón, garrapiñado, guadaña, leño, maña, mañana, madroño, maño, maraña, marañón, migraña, miriñaque, montaña, moña, moño, muñón, musaraña, niñez, niño, norteño, ñame, ñamería, ñiquiñaque, ñoclo, ñoño, ñu, otoño, paño, pañoleta, pedigüeño, peldaño, pequeño, peña, pergeñar, pestiño, piña, piñata, piño, piñón, plañidero, ponzoña, porteño, preñar, preñez, puñado, puñal, puñeta, puño, redaño, reseña, retoño, riña, roña, ruiseñor, seña, señor, señora, señuelo, soñar, sueño, sureño, taheña, teñir, toña, uña, vicuña, viña, viñeta, zanfoña. Y por muchas más...
Una mañana de otoño, Iñigo Ñáñez, un risueño niño algo ñoño se bañó en un extraño barreño.
En una cabaña de Bretaña, un español aguileño empuñó una guadaña y con buena maña acabó con la cizaña del cañaveral.
Unas pequeñas musarañas se empeñaron en ir a la campiña por una cañada entre montañas.  
Una niña malagueña con pañoleta añil en el enmarañado moño taheño, empuñó un puñado de piñones y los enseñó en una peña a un ñiquiñaque sureño.
¡Viva la Ñ!

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