sábado, 29 de abril de 2023


 

La pertinaz sequía.

Los medios nos asustan cada día por el alarmante estado del campo debido a la escasez de lluvias y afirman que si no cambia pronto la situación muchas zonas van a sufrir restricciones. Parece que la culpa es del calentamiento global. Recuerdo que en los veranos de mi lejana infancia la situación tenía muchas semejanzas pero como todavía no éramos muy conscientes de ese calentamiento ya que Greta Thumberg aún no había nacido, se limitaban a llamarla “la pertinaz sequía”. Cualquier problema de pobre cosecha o penuria de abastecimiento se achacaba a la pertinaz sequía. Para solventar las dificultades los gobernantes de la época acudían a las procesiones a la Virgen, pero por si acaso no eran suficientes se dedicaron a construir presas para almacenar el agua que sobraba en los meses lluviosos. En aquellos años oscuros se construyeron más de 500 embalses, grandes y pequeños, por toda la geografía patria. Hoy, los gobernantes son más listos y además de saber con absoluta seguridad que el problema se debe al calentamiento global se dedican a destruir presas, parece que siguiendo recomendaciones de los gobernantes de Bruselas, que son todavía más listos. Pero además los nuestros lo hacen con más entusiasmo que los demás países de la UE, en pocos meses ya han eliminado unos 300 embalses. 300 embalses que por lo visto solo servían para almacenar un poco de agua que en el mejor de los casos apenas si llegarían para regar algunas tierras y para que no pasaran sed los vecinos más próximos. Naturalmente es mucho más ecológico dejar que los ríos fluyan libremente hasta el mar en vez de quedar estancados en prevención de épocas de sequía. Para solventar el inconveniente de los vecinos sedientos basta con recoger ese agua que ha ido al mar, pasarla por las depuradoras en tratamientos carísimos para eliminar el salitre y transportarla a no menos alto coste hasta el punto donde antes estaba la presa destruida. Ecológico debe ser pero muy lógico no parece. Aunque siempre es más fácil destruir que construir para aumentar la eficacia el próximo gobierno debería tener un Ministerio de Demolición. Sin duda nuestros sabios gobernantes saben perfectamente lo que hacen y aplican con eficacia las políticas recomendadas porque para eso los hemos elegido. A los de Bruselas alguien los habrá elegido también, digo yo, y tendrán sus buenas razones para hacer lo que hacen. Pero para un profano no son fáciles de entender.