La pertinaz sequía.
Los medios nos asustan cada día por el alarmante estado del campo debido a
la escasez de lluvias y afirman que si no cambia pronto la situación muchas
zonas van a sufrir restricciones. Parece que la culpa es del calentamiento
global. Recuerdo que en los veranos de mi lejana infancia la situación tenía
muchas semejanzas pero como todavía no éramos muy conscientes de ese
calentamiento ya que Greta Thumberg aún no había nacido, se limitaban a
llamarla “la pertinaz sequía”. Cualquier problema de pobre cosecha o penuria de
abastecimiento se achacaba a la pertinaz sequía. Para solventar las
dificultades los gobernantes de la época acudían a las procesiones a la Virgen,
pero por si acaso no eran suficientes se dedicaron a construir presas para
almacenar el agua que sobraba en los meses lluviosos. En aquellos años oscuros
se construyeron más de 500 embalses, grandes y pequeños, por toda la geografía
patria. Hoy, los gobernantes son más listos y además de saber con absoluta
seguridad que el problema se debe al calentamiento global se dedican a destruir
presas, parece que siguiendo recomendaciones de los gobernantes de Bruselas,
que son todavía más listos. Pero además los nuestros lo hacen con más
entusiasmo que los demás países de la UE, en pocos meses ya han eliminado unos
300 embalses. 300 embalses que por lo visto solo servían para almacenar un poco
de agua que en el mejor de los casos apenas si llegarían para regar algunas
tierras y para que no pasaran sed los vecinos más próximos. Naturalmente es
mucho más ecológico dejar que los ríos fluyan libremente hasta el mar en vez de
quedar estancados en prevención de épocas de sequía. Para solventar el inconveniente
de los vecinos sedientos basta con recoger ese agua que ha ido al mar, pasarla
por las depuradoras en tratamientos carísimos para eliminar el salitre y
transportarla a no menos alto coste hasta el punto donde antes estaba la presa
destruida. Ecológico debe ser pero muy lógico no parece. Aunque siempre es más
fácil destruir que construir para aumentar la eficacia el próximo gobierno
debería tener un Ministerio de Demolición. Sin duda nuestros sabios gobernantes
saben perfectamente lo que hacen y aplican con eficacia las políticas
recomendadas porque para eso los hemos elegido. A los de Bruselas alguien los
habrá elegido también, digo yo, y tendrán sus buenas razones para hacer lo que
hacen. Pero para un profano no son fáciles de entender.
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