jueves, 3 de diciembre de 2020

Maldito virus

 “Cuando el destino nos alcance” es una película de 1973 dirigida por Richard Fleischer e interpretada por Charlton Heston, Leigh Taylor-Young y Edward G. Robinson. La acción se sitúa en 2022 y describe un mundo en el que una pequeña élite que detenta el poder político y económico dispone de lujos, comodidades y buenos alimentos mientras que las masas malviven de forma miserable hacinadas en núcleos superpoblados, comiendo un único producto que les suministra el Estado. La cinta nos muestra también un lugar al que llaman “El Hogar”, donde a los viejos les provocan la muerte antes de que les llegue su hora de forma natural.

No es difícil encontrar similitudes con la actualidad. Lo de las élites parece evidente, el poder se va concentrando en un reducido número de personas cada vez más poderosas. Lo de las masas dependientes del alimento que les suministra el Estado va en aumento, cada vez más personas dependen de ayudas, subvenciones, ingreso mínimo vital y otros subsidios que las mantienen cada vez más subordinadas a los poderes públicos.

El maldito virus ha acelerado esas pautas y ha aflorado la relativa a “El Hogar”. La pandemia se ceba en los mayores de forma abrumadora. Quid prodest? se preguntan siempre en un caso de asesinato. ¿Quién se beneficia? En este caso se beneficia claramente ese ente amorfo que llamamos Estado. De una forma aséptica, sin intervenir, elimina una cantidad muy amplia de un sector improductivo que solo ocasiona gasto, al tiempo que engrosa sus arcas a través del impuesto de sucesiones, ese impuesto tan injusto y que tanto se resisten a eliminar. No estoy diciendo que los poderes hayan contribuido a la degollina, no, ni siquiera que hayan actuado con indolencia, líbreme el Señor, solo digo que a lo mejor alguien encuentra un aspecto positivo de la situación. Hay que señalar que el alimento que reciben los de la ficción está hecho a base de los cuerpos de los que van muriendo.

Estamos avanzando cada vez más en la cultura de la muerte. El aborto y la eutanasia son, con todos los matices, justificaciones y argumentos que se quieran, dos formas de segar vidas, no las propias, las de los demás. Una la siega antes de florecer y la otra lo hace antes de que se extinga de forma natural. Ambas interfieren en el desarrollo natural de las vidas. Las de los demás.

Este es un virus criminal en muchos aspectos, tanto que se podría pensar que ha sido concebido por una mente perversa con perversas intenciones. Pero pensar eso parece absurdo. Solo digo que a lo mejor su irrupción beneficia a esos entes poderosos que llamamos estados y a los pocos poderosos que los manejan. Y los poderosos van acumulando más poder y alguna gente se está haciendo aún más rica de lo que ya era. Maldito virus.  

miércoles, 2 de diciembre de 2020

Lo que dice y lo que hace.

 

Fraudulento baladrón,

es la mentira con traje,

es el inane lenguaje

de ponzoñosa ambición.

Paradigma del felón,

es un pavo sin plumaje,

es nocivo personaje

estandarte de traición.

No hay moral, ética o base

en calaña de esta cuerda,

a un falsario de su clase

sobran derechas o izquierdas,

lo que dice y lo que hace

ni por acaso concuerdan.