Un
payés se fue a viajar
y
al llegar a Andalucía
se
asombró que cada día
iba
la gente a currar.
Y
pensaba: “No me engañan,
en
la escuela me decían
que
viviendo a costa mía
gandulean
en España.
En
cuanto me dé la vuelta
-el
buen hombre repetía-
o
se van de romería,
o
se pegan la gran siesta.
De
mis ojos yo desisto,
cuando
regrese a mis lares
que
Tevetrés me lo aclare
y
me diga lo que he visto.”
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