Los españoles tenemos un nuevo senador. Hasta el
otro día no tenía muy claro para qué servía el Senado, pero ahora menos.
Teóricamente es el órgano destinado a ratificar, modificar o rechazar lo
aprobado en el Congreso de los Diputados, pero ya no estoy muy seguro. He visto
la incorporación del nuevo senador, el excelentísimo señor don Robert Masih Nahar, y dudo de que su función encaje en la definición anterior. Por un
momento he dudado si lo que estaba contemplando no sería un vídeo de esos de
cámara oculta que se realizan para solaz de gente ociosa; pero no, era la más
cruda realidad. El señor Presidente de la Cámara, erguido en la tribuna
presidencial, ha llamado a Don Robert y este ha acudido presto al requerimiento.
Bien trajeado, rostro orondo, tez aceitunada, sonrisa satisfecha, ha descendido
los escalones del hemiciclo con paso ufano hasta situarse en el atril frontero
al del Presidente, listo para realizar el solemne acto de jurar o prometer su importante
cargo. El señor Presidente ha desgranado la fórmula de rigor y el señor Robert
ha contestado. ¿Qué ha contestado? He ahí el busilis de la cuestión. De su boca
han salido unos cuantos sonidos, eso hay que admitirlo, ¿pero qué ha dicho?, difícil
saberlo. Entre un rimero de runrunes guturales y vocablos ininteligibles me ha
parecido entender “república catalana”, el resto es un misterio. Tampoco el
señor Presidente, a pesar de estar a un metro, ha debido entenderlo porque ha
vuelto a preguntar con mucho interés: “¿Pero acatáis la Constitución?”. El
señor Robert ha rebobinado y repetido con fidelidad su primera intervención.
Curiosamente, aunque ha sonado exactamente igual, esta vez el señor Presidente
ha debido entender el confuso galimatías porque se ha dado por satisfecho y ha
aprobado la incorporación del nuevo senador. No obstante, alguna pequeña duda
debería quedarle porque se ha creído en la obligación de decir: “Queda claro
que el señor senador acata la Constitución”. ¿Claro? A Antonio Ozores
intentando que no se le entendiera se le habría entendido mucho mejor.
El caso es que el Presidente le ha dado la
bienvenida muy educadamente y don Robert ha pasado de señor a señoría.
Visto lo visto me asaltan varios interrogantes
que como no alcanzo a responder están afectando seriamente a mi salud. Parece
que su señoría llegó a España desde su India natal hace doce años, si en ese
tiempo no ha sido capaz de aprender el idioma para comunicarse medianamente con
sus conciudadanos, ¿cómo va a poder ratificar, modificar o rechazar lo aprobado
por el Congreso? Supongo que para ser senador deberá tener la nacionalidad
española, y que por lo tanto habrá jurado antes la Constitución. ¿Emplearía el
mismo galimatías para hacerlo? ¿Le entendieron entonces? ¿Cuánto cobra un
senador? ¿Para qué sirve un senador? ¿Cuánto cuesta el Senado? ¿Para qué sirve
el Senado? ¿Nos habremos vuelto todos locos? ¿Nos están tomando el pelo? ¿Somos
idiotas?
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