El
10 de febrero de 1943, a Daniel le correspondió la última guardia de la noche. Esperaba
el relevo embutido en un agujero del terreno y aterido a pesar de toda la ropa
que llevaba puesta, tanta que le dificultaba los movimientos, tenía sus manos
cubiertas por las manoplas de lana, la cabeza ceñida con el pasamontañas que no
dejaba hueco mas que para boca, nariz y ojos, y encima de todo eso, la capa de
camuflaje blanco que le llegaba de la cabeza a los pies. Pero toda la ropa que
llevaba puesta era insuficiente para protegerle de la gélida ventisca que
cortaba como un cuchillo y penetraba hasta los huesos. Tenía miedo de
congelarse como se habían congelado muchos compañeros a los que habían tenido
que cortar los dedos de las manos o de los pies. Tenía miedo de convertirse en
un cadáver congelado, había contemplado cadáveres que más parecían monigotes de
hielo, que se rompían al intentar moverlos. A veces, al querer transportarlos, si
no se les manipulaba con sumo cuidado se les desprendía un brazo, una pierna, o
incluso la cabeza, y había que llevarlos en varios trozos. Contaba ansiosamente
los minutos esperando que llegase el momento de correr al búnker a calentarse
junto a la estufa. El alférez le había dicho que estuviese más alerta que nunca,
desde hacía varios días los espías habían detectado fuertes movimientos de
tropas al otro lado de las alambradas, todo hacía sospechar que se preparaba un
ataque a gran escala. Él se había tomado muy en serio las advertencias y no se
había permitido ni un instante de distracción, estuvo todo el tiempo aguzando
el oído para detectar el más liviano susurro extraño, y tratando de atravesar
las espesas tinieblas con la vista. Pero al frente reinaba la calma, tan solo
alterada por el constante y monótono zumbido de los motores de los carros de
combate que mantenían en funcionamiento para que no se congelasen. Fuera de ese
ruido el silencio era total. Solo el frío estaba presente, tenaz, penetrante,
opresivo, como si fuera lo único real en aquel entorno fantasmagórico.
Fragmento de "El infierno de los inocentes".
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