Hasta ahora, mal que bien, vivíamos en una democracia
participativa, un sistema en el que cada cierto tiempo se instalan urnas, la
gente vota, (una persona un voto), y con los resultados se constituye un parlamento
representativo de la voluntad de los votantes. Ahora parece que algunos abogan
por una democracia televisiva, un nuevo sistema en el que se emiten opiniones y
se hacen encuestas (2.000 encuestados determinan la ignota voluntad de 40
millones de ciudadanos). A mí no me han preguntado jamás y me niego a que
deduzcan lo que yo pienso por lo que otro dice. Pero da igual lo que yo piense
porque las televisiones sacan inmediatas consecuencias de esas encuestas, y los
que salen favorablemente puntuados, pasan inmediatamente a exigir, porque todo
el mundo exige, elecciones anticipadas.
Argumentan que no vale votar cada cuatro años y que el
pueblo debe intervenir en política constantemente. En principio está bien,
votar una vez cada cierto tiempo y quedarse esperando hasta la próxima puede
ser insuficiente y frustrante para muchos. Pero creo yo que habría que determinar
unos plazos, si cuatro años parecen muchos, habría que poner tres, o dos, o
uno, pero un plazo convenido de antemano que todo el mundo respete, aunque los
resultados no les sean favorables, porque sería imposible desarrollar una labor
de gobierno si la gente estuviera opinando constantemente. Por ese camino iríamos
a unas elecciones permanentes en las que se votaría continuamente a través de
las redes sociales o de la televisión (a 0,80 euros la llamada). Dada la
volubilidad de mucha gente podríamos estar cambiando de gobierno cada semana. Sería
divertido pero poco práctico.
Los que exigen elecciones anticipadas lo hacen, como es
natural y comprensivo, porque no están de acuerdo con lo que la mayoría dijo el
día de las elecciones. Tengo sin embargo la convicción, (también es una opinión,
la mía), de que muchos de esos, si estuvieran en el poder, no solo no pedirían
elecciones anticipadas sino que intentarían que no hubiera más elecciones, ni
anticipadas ni cuando tocaran.
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