Llevo algún tiempo leyendo apasionados alegatos de
conciudadanos que me dicen, sin yo haberles preguntado, que van a votar a
Podemos. Como ya estoy harto de que me digan una y otra vez lo que van a votar,
voy a decirles por lo menos una vez, lo que yo no voy a votar.
No voy a votar a Podemos; y no porque sus dirigentes hayan
hecho trampas con las becas, o hayan intentado defraudar a Hacienda, o hayan
falseado sus currículos, o les paguen a sus empleados una miseria y en negro. Al
fin y al cabo esos mezquinos comportamientos son consustanciales al ser humano,
se pueden encontrar en todo hijo de vecino y se logran corregir con un poco de
buena voluntad.
No voy a
votar a Podemos, sobre todo, porque sus dirigentes son comunistas estalinistas,
y por lo tanto totalitarios y liberticidas. Y los convencimientos ideológicos
no se corrigen con buena voluntad, simplemente no se corrigen porque el que los
tiene siente que está en posesión de la verdad. Los totalitarismos populistas
provocaron millones de muertos, destierros, encierros en campos de
concentración, hambre y sufrimiento a cualquier sospechoso de no adorar al
líder supremo. Y sus rancias ideas siguen provocando el mismo padecimiento en
otros países donde se cultiva el culto al líder. La Democracia es un sistema
imperfecto pero es el menos malo de todos los sistemas. Tiene muchos defectos,
entre ellos el permitir que los que no creen en sus bondades se aprovechen de
sus debilidades para alcanzar el poder y desde él fulminarlo. Cuando se instala
un régimen totalitario las idealistas asambleas participativas se convierten
inmediatamente en multitudinarias aclamaciones por unanimidad, y ¡Ay del que se
salga de la fila! Ya pasó en el siglo XX en naciones tan poderosas e influyentes
a nivel mundial que desataron la terrible guerra que asoló a la humanidad, y
está pasando en nuestro días en varios países, por fortuna con menos influencia
o capacidad para provocar un desastre global. Pero si se siguen extendiendo se
repetirán las mismas desgracias. La Democracia no tiene apellidos, aquí tuvimos
una “orgánica”, y en Rusia una “del pueblo”. Los que molestan son inmediatamente
acusados de “enemigos del pueblo”, y encerrados, torturados y ajusticiados. ¿Y
quién es el pueblo? El líder supremo. Eso está pasando ahora mismo.
La Democracia, si no establece los controles adecuados,
permite la corrupción. El régimen totalitario la multiplica por mil porque
carece de esos controles. Con la Democracia la voluntad de los ciudadanos se puede
expresar cada tres o cuatro años. En un régimen totalitario no se expresa
nunca. Al dirigente de una Democracia se le puede cambiar cada cierto tiempo, a
un líder supremo hay que matarlo o esperar a que se muera. ¿Hay que poner
ejemplos?
No voy a votar a Podemos, además, porque sus dirigentes no
me merecen la menor credibilidad. ¿Qué han hecho hasta ahora para que yo pueda
pensar que tienen la capacidad y los conocimientos para solucionar los
problemas del país? ¿Han conseguido algún logro en sus vidas personales que
permitan pensar que van a resolver las de millones de sus congéneres? ¿Llevan
algún tiempo proponiendo soluciones, aportando ideas brillantes, demostrando
con hechos que son capaces de gestionar un país? ¿Han hecho algo más que
criticar e insultar? ¿O tengo que hacer un ejercicio de fe? Alguien toca la
flauta y todos detrás a ahogarse en el río. ¿O de lo que se trata es tan solo
de “que se jodan los de ahora”? Eso está bien, si me duele una muela y el
dentista me hace daño, me tiro por un barranco y que se joda el dentista.
Ya llevo un rato explicando por qué no voy a votar a Podemos
y no sé para qué. No los voy a votar porque no me da la gana y punto. Todavía
me puedo permitir ese lujo.
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