La baraka de Raisuni.
Muley Hamed Ben Mohamed Ben Abdalá el Raisuni fue un famoso y
singular personaje que actuó en el norte de Marruecos entre los siglos XIX y XX.
Jerife porque aseguraba que descendía en línea directa del profeta, santo para
unos y simple bandido para otros. Desde su residencia en los montes de Yebala durante
muchos años mantuvo con España una relación confusa y engañosa, tanto de aliado
como de enemigo sin más justificación que su propio criterio mudable y
tornadizo. Aseguraba que tenía baraka, esa especie de suerte divina que protege
a los elegidos. Se vanagloriaba de que los disparos de los enemigos no podían
alcanzarle porque la baraka desviaba las balas. “Si alguien quiere morir –aseguraba-
solo tiene que ponerse a mi lado en la batalla. Todos los más próximos a mi
persona irán siendo abatidos por las balas que los enemigos me disparen porque
al desviarse impactarán en ellos”. Él mismo no tenía piedad con los colaboradores
que consideraba traidores y mandaba cortarles la cabeza y exponerlas ensartada
en una pica. No sé por qué me he acordado de este pérfido personaje el ver las
noticias de política nacional en el telediario.
Ocurre que la baraka no dura eternamente. Cuando Raisuni se
hallaba debilitado porque sus aliados lo habían ido abandonando llegó hasta su
refugio Abdelkrim el cacique de la zona oriental del Rif, lo derrotó con facilidad
y acabó con su poder y con su vida.
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