¿Qué deberíamos hacer
para que los lectores devoren nuestro libro?
Como lectores, con toda
seguridad, ya hemos devorado más de un libro. ¿Pero qué tenemos que hacer como
autores para seducir a nuestros lectores?
Multiplicar las alternativas.
¿Qué interés tiene una historia
si los hechos no tienen consecuencias? Es primordial que los lectores ardan en
deseos de conocer la continuación de la historia. Hacen falta por tanto poderosas
alternativas para conservar su atractivo. Que conciernan al destino de un
personaje o de toda una nación no tiene importancia, lo que engancha al lector
es la manera en que se cuenta la historia. Cada relato debe responder a sus
propios desafíos.
Ser concisos.
Existen técnicas precisas de
escritura para mantener al lector a la expectativa. Una de ellas es la
concisión. En efecto, las frases cortas transmiten un sentimiento de urgencia porque
aceleran el ritmo de la lectura. Por lo tanto, debemos ser breves, directos y
sobre todo ágiles en nuestro propósito. Por supuesto hay que dar a los lectores
todas las informaciones necesarias, pero hay que acompasar la sintaxis a la
tensión que se quiere transmitir. Así, más adelante se pueden retomar las
frases largas para permitir a los lectores respirar y reflexionar sobre los
trepidantes acontecimientos de las páginas precedentes.
Jugar con la empatía.
Un autor puede gestionar
perfectamente la intensidad de su historia y sin embargo no enganchar a los
lectores. Estos son ante todo sensibles a las alternativas que conciernen
directamente a los personajes, empatizan con ellos y comparten su destino. Es
necesario, en consecuencia, manejar este aspecto tan humano de la lectura para
que los lectores se interesen por la evolución de los protagonistas y por lo
tanto por el relato. Hay que crear personajes verosímiles que evolucionen al
ritmo de los acontecimientos como lo hacen los seres humanos en la vida real.
Compartir las
informaciones.
La intriga se construye por una
parte con las informaciones que se guardan secretas, y por otra, con las
informaciones que se dan al lector. ¿Cómo se gestiona esto? Hay que jugar la
carta de la complicidad dando a los lectores alguna información que hasta los
propios personajes ignoran. De ese modo el lector estará impaciente por saber
cuándo llegará el momento en que el misterio será desvelado y por descubrir la
reacción de los personajes, y tal vez, de las graves consecuencias del
desenlace. Esta técnica les lleva así mismo a plantearse muchas preguntas
independientemente de las alternativas propuestas.
Crear antagonistas
creíbles.
Solo hay una cosa peor que un
protagonista huero; un antagonista anodino. De hecho, los antagonistas son a
menudo la razón de ser del relato y de la tensión inherente. Si los lectores no
lo encuentran verosímil no creerán en la intriga. Aunque se desarrollen
múltiples alternativas, la historia carecerá de sentido alguno. Hay que
sumergirse en la sicología de los antagonistas a fin de darles una personalidad
consistente. Interesarse por su pasado, por las razones de su rencor, y por lo
que piensan de sus propias acciones.
(Fuente – Envie d´écrire
– Barnes and Noble)
No hay comentarios:
Publicar un comentario