Con la formación de los nuevos ayuntamientos han surgido a
la luz pública algunos personajes que hasta ahora transitaban en el anonimato. El
más destacado por los medios, y no precisamente por sus virtudes, ha sido el designado
para ejercer de concejal de cultura de Madrid. Ante la avalancha de críticas
por unos tuits personales de pésimo gusto, se ha visto obligado a renunciar al
cargo, que no al acta de concejal. Aunque se declaren ateos, son devotos de Santa Rita, lo que se da no se quita.
Este hecho me genera dos dudas generales:
1- ¿Cómo elaboran las listas los partidos?
2- ¿Saben los votantes a quiénes dan su voto?
Y una tercera específica:
3- ¿Le importa un comino la cultura a algún partido político?
Respuestas que se me ocurren:
1- A la vista de las circunstancias conocidas, solo puedo
pensar que los méritos aportados por el personaje en cuestión para ser elegido se
resumen en:
a) Una estrecha amistad con el que elabora las listas.
b) El que elabora las listas solo podía escoger entre dos o
tres aspirantes (en un grupo numeroso no sería difícil encontrar a alguien más
adecuado)
c) El que elabora las listas es un supino incompetente.
d) Las listas se elaboran por sorteo o jugando a los chinos.
Como no conozco las interioridades del partido en cuestión
no puedo saber cuál de las respuestas es la correcta.
2- Para este punto solo tengo una respuesta; los votantes, en
general, no tienen ni la menor idea de a quién están votando, salvo en todo
caso, al cabeza de lista, y a este más por las promesas que regala alegremente durante
la campaña que por los hechos que puede exhibir para garantizar esas promesas. El
votante tiende a ser crédulo y optimista, y suele mostrarse propenso a aceptar cualquier
oferta que suene bien sin preocuparse demasiado por el cómo o el quién. Aparte
de esa confianza tal vez excesiva en el futuro, no dudo de la sensatez y
sentido común de los electores en general, y estoy convencido (“absolutamente
convencido”, diría cualquier político) de que nadie (salvo los muy sectarios)
le habría dado su voto a un personaje de afirmaciones tan miserables.
3- Aquí también solo tengo una respuesta, a ningún partido
político, ni nuevo ni viejo, le importa un comino la cultura. Por lo visto todos
deben pensar que cualquiera sirve para gestionar, organizar, mejorar, impulsar,
u optimizar la cultura de la capital de este país (España). El curriculo del
designado, por lo que he leído, muestra una brillante trayectoria de profesor
de unos cursos sobre guiones en una escuela de Cuba, y la realización de un
corto de seis minutos. ¿De verdad no han encontrado entre 4 o 5 millones de
madrileños a alguien un poco más capacitado? ¿O es que simplemente la cultura
les importa un bledo y lo único que les importa es el poder? Porque eso sí, estoy
convencido (absolutamente convencido) de que esta actitud es indolente y no intencionada.
No quiero acordarme de aquel que decía que cuanto más inculto es un pueblo más
fácil es de manipular.
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