viernes, 2 de diciembre de 2016

¡Buen Camino!

Llegar a Santiago de Compostela después de recorrer centenares de kilómetros, caminando durante muchos días seguidos, es uno de los mayores gozos que puede experimentar el ser humano.
Alcanzar la catedral es la culminación de un objetivo conquistado a base de un esfuerzo sostenido, de un festivo sacrificio constante, de una tenacidad y determinación mantenidas durante muchas jornadas.
La alegría que experimenta el ánimo al constatar que hemos logrado el fin que nos propusimos estalla en un abanico de felicidad que se amalgama con las venerables piedras del templo. El alma se funde con las de los millones de peregrinos que a lo largo de los siglos nos precedieron por el camino de la búsqueda y purificación de nuestro yo intangible. Sentimos la inmensa emoción de haber llegado a un lugar santo, de haber culminado un viaje existencial.
Al contemplar el enérgico balanceo del botafumeiro, llenando de suaves aromas las naves de la catedral, se olvidan de un plumazo todos los afanes pasados, nos sentimos ligeros como nunca antes, y sentimos que podríamos volar al compás del majestuoso incensario.      
Todo el mundo debería hacer el Camino al menos una vez en la vida.
Peregrino es una de las más hermosas palabras del idioma castellano, de armonioso sonido, suave, reposado, sedoso. Tiene diversos significados.
Peregrino es el que va de romería a un santuario o lugar sagrado.
Peregrino es el que anda por tierras extrañas.
Peregrinas son las aves que migran de un lugar a otro, como el halcón peregrino.
Peregrino es algo extraño, raro, insólito. Peregrino es también, aquello que resulta absurdo y sin sentido.
Peregrino es en fin, poéticamente, algo que está adornado de singular hermosura y perfección.
Peregrinar es, en sentido figurado y familiar, andar de un lugar a otro buscando o resolviendo algo.
Los seres humanos hemos estado durante miles de años, cientos de miles de años tal vez, moviéndonos sin cesar, yendo de un lugar a otro en busca de comida y agua, huyendo de los depredadores o escapando de un entorno adverso.
Esa necesidad de desplazarnos forma parte de nuestra naturaleza.

Los hombres no solo se trasladaban por necesidades físicas, sino también por anhelos anímicos. Cuando creían conocer perfectamente su entorno inmediato se preguntaban qué había más allá y partían en busca de nuevos horizontes, de nuevos retos. El hombre primitivo veía cada mañana asomar el sol por el mismo lugar, recorrer el cielo y ocultarse por el lado opuesto. ¿Adónde iba cada día el sol?, se preguntaba, ¿dónde se ocultaba y por qué? En pos de ese sol que le calentaba y le daba la vida marcharía hacia el poniente, hasta llegar al fin de la tierra. 

Fragmento de "El Camino de Santiago para jubilados", un libro que tiene el propósito de animar a las personas poco habituadas a las largas caminatas a lanzarse a realizar el Camino.
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Opiniones de clientes


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El Camino a Santiago para Jubilados, resulta ser una excelente guía para aquellas personas de mayor edad que desean emprender esta maravillosa, exitante y motivadora aventura; este libro está excelentemente bien documentado, iniciando con la historia y orígenes de El Camino y luego va explicando detalladamente cada punto de interés que se encuentra en El Camino; terminando con una excelente estadistica sobre las personas por sexo, edad, nacionalidad y recorridos de los peregrinos que han alcanzado la meta y conseguido su Certificado Oficial La Compstela... Excelente y recomendable, especialmente para mayores de edad, yo tengo 69 años y vivo en Toluca, México, leer este libro, me ha motivado a emprender este viaje y creo que lo haré cuando ya tenga 70 si Dios me concede salud y vida!


El Camino de Santiago para jubilad@s (y otras gentes de poco andar) de [Molinos, Luis]

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