domingo, 29 de noviembre de 2015

30 de noviembre

El 30 de noviembre de 1835 nació Samuel Langhome Clemens, conocido por su seudónimo de Mark Twain. Autor entre otras obras de "Las aventuras de Tom Sawyer", "El príncipe y el mendigo", o "Las aventuras de Huckleberry Finn".
Otro 30 de noviembre, este de 1900, falleció Oscar Wilde, poeta, dramaturgo, ensayista y novelista. autor de "La importancia de llamarse Ernesto" o "El retrato de Dorian Gray".
Ambos escritores han pasado a la posteridad no solo por su brillante producción literaria, sino por las ingeniosas frases que nos dejaron.
Reales o adjudicadas, estas son algunas:
Mark Twain:
El hombre es el único animal que come sin tener hambre, bebe sin tener sed, y habla sin tener nada que decir.
Cada vez que se encuentre usted del lado de la mayoría, es momento de hacer una pausa y reflexionar.
No ande por ahí diciendo que el mundo le debe su sustento. El mundo no le debe nada. Estaba aquí antes.
Ni la vida, ni la libertad, ni la propiedad de ningún hombre están a salvo cuando el legislativo está reunido.
Suponga que usted fuese un idiota y suponga que usted fuese un miembro del Congreso. Vaya, pero si estoy siendo reiterativo.
Recogéis a un perro que anda muerto de hambre, lo engordáis y no os morderá. Esa es la diferencia más notable entre un perro y un hombre.
El hombre es la criatura que Dios hizo después de una semana de trabajo, cuando ya estaba cansado.
No puedes confiar en tus ojos cuando tienes la imaginación desenfocada.
Todo lo que se necesita para tener éxito es ignorancia y confianza.
Es mejor ser un escarabajo joven que una vieja ave del paraíso.
Cuando era más joven podía recordar todo, hubiera sucedido o no.
Si dices la verdad no tendrás que acordarte de nada.
Hay tres clases de mentiras: las mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas.
Nunca permití que la escuela interfiriera en mi educación.
Oscar Wilde:
En estos tiempos los jóvenes creen que el dinero lo es todo, algo que comprueban cuando se hacen mayores.
Logro resistirlo todo, salvo la tentación.
Cuando me da por pensar de noche en mis defectos, me quedo dormido inmediatamente.
Lo único capaz de consolar a un hombre por las estupideces que hace, es el orgullo que le proporciona hacerlas.
Lo menos frecuente en este mundo es vivir. La mayoría de la gente existe, eso es todo.
Cuando una persona hace una cosa soberanamente estúpida, siempre la hace por los más nobles motivos.
A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.
Si usted quiere saber lo que una mujer dice realmente, mírela, no la escuche.
Amarse a sí mismo es el comienzo de una aventura que dura toda la vida.
Perdona siempre a tu enemigo, no hay nada que le enfurezca más.
El trabajo es el refugio de los que no tienen nada que hacer.
Cuando la gente está de acuerdo conmigo siempre siento que debo estar equivocado.
A veces pienso que Dios al crear al hombre sobrestimó un poco su habilidad.
Se puede admitir la fuerza bruta, pero la razón bruta es inadmisible.
No soy tan joven como para saberlo todo.
Hay mucho que decir en favor del periodismo moderno. Al darnos las opiniones de los ignorantes nos mantiene en contacto con la ignorancia de la comunidad.
Experiencia es el nombre que damos a nuestras equivocaciones.

viernes, 20 de noviembre de 2015

Superpoblación y terrorismo

En 1967 la tierra estaba habitada por 3.600 millones de personas. En esa fecha, un informe de la OCDE, "Population Control and Economic Developement", establecía tres supuestos de crecimiento de la población mundial para el año 2050. Estos eran, 7.000 millones para la variante baja, 9.000 millones para la media, y 11.000 millones para la alta. En el año 2013 ya hemos sobrepasado los 7.000 millones. Las últimas previsiones anuncian que alcanzaremos los 9.000 millones para el 2030. A este ritmo es previsible que superaremos con amplitud la variante más alta, la más pesimista, en el 2050.
Este crecimiento desorbitado no está regularmente repartido por el planeta. Naciones Unidas prevé que en 2050 la mitad de la población mundial estará concentrada en tan solo 9 países y 5 serán africanos. Según esas previsiones, Nigeria, que actualmente ocupa la séptima plaza y es el único país africano entre los diez primeros, pasará a ocupar el tercer lugar, desbancando a Estados Unidos. Los restantes serán China, India (14% de población musulmana), Pakistán (95% de musulmanes, más de 1.000 mujeres asesinadas “por honor” cada año, según la Pakistan´s Human Rights Commission), República Democrática del Congo (mayoritariamente cristiana), Etiopía (33% de musulmanes), Tanzania (35% de musulmanes), Estados Unidos, Indonesia (90% de musulmanes), y Uganda (mayoritariamente católicos).
En nuestros días, en Bangladés (90% musulmanes), el país con mayor densidad de población del mundo, el 60% tiene menos de 25 años. En contraste, los países europeos no hacen más que envejecer. En 2050, uno de cada tres europeos tendrá más de 60 años, mientras en América Latina y Asia la proporción será del 25%. En España el grupo de los menores de 25 no llega al 30%, siendo ya de un 23% el de mayores de 60 años.
En Egipto (90% de población musulmana) se producen cada año más de 2,5 millones de alumbramientos, en términos proporcionales cuatro veces más que la media de los países occidentales. En España el promedio de hijos por mujer es de 1,2. En muchos países africanos pasa de 6, y la mayoría está por encima de 5.
Se está produciendo desde hace décadas una explosión demográfica en unos países mientras en otros los nacimientos apenas alcanzan a reemplazar las defunciones. Los distintos sistemas sociales y de ámbito cultural no hacen más que incrementar las diferencias. En países con sistemas de pensiones deficitarios o inexistentes, el tener muchos hijos da una cierta esperanza de sustento para la vejez. En España es justo lo contrario, durante los años de crisis, muchos ancianos, con sus pensiones, han tenido que amparar a sus hijos y nietos. También afecta a la tendencia la distinta forma de enfrentar el aborto. El Islam es contrario al aborto, en ese sentido no se diferencia del cristianismo. La diferencia está en que en la inmensa mayoría de los países musulmanes se respetan los preceptos religiosos, mientras que en los occidentales no, y el aborto se considera un derecho. Mientras “nosotras parimos, nosotras decidimos”, en otras culturas deciden tener cinco, siete, o nueve hijos. El 97% de los abortos practicados en España, más de 100.000 al año (13 millones en el conjunto de Europa), se hacen bajo el supuesto de protección de la salud psicológica de la madre.
Hace pocas semanas, la prensa daba cuenta de que en Uttar Pradesh, el estado más poblado de la India con unos 200 millones, se habían presentado 2,6 millones de personas para optar a una oferta para cubrir 368 empleos públicos. Las autoridades renunciaron a la entrevista personal porque calcularon que necesitarían cuatro años a razón de 2.000 entrevistas diarias. Los requisitos consistían en tener acabados los estudios primarios y saber montar en bicicleta. Se presentaron 255 doctores, 25.000 posgraduados y 150.000 licenciados. Ante esas cifras nuestra crisis resulta risible.
Los países más pobres son los que más crecen en población, mientras los más ricos se estancan. En ese contexto el trasvase de personas hacia los países con más oportunidades es inevitable por muchos muros que se levanten. En Europa está pasando desde hace décadas y se ha acelerado dramáticamente en los últimos años.
Esta situación, siendo en sí misma un problema, se agrava hasta límites insostenibles cuando los que llegan no se integran ni se adaptan a las costumbres del país de acogida, sino que, o bien se aíslan en guetos donde viven de modo muy similar a sus países de origen, o bien pretenden imponer su modo de vida a la sociedad que les acoge. Estos colectivos son más vulnerables a las crisis por educación, idioma, relaciones familiares, etc, y ello genera, por comparación, una disposición a la revuelta. Son terreno propicio para prender la llama de la radicalidad y la violencia. La juventud está siempre dispuesta a comportamientos extremistas, y en juventud nos ganan por goleada.
Muchos de estos jóvenes desarraigados se sentirán en mayor o menor medida próximos a los que perpetran atentados contra intereses occidentales y desearán emularlos.  
Dicen las noticias que varios de los terroristas que han actuado en París son franceses. No es cierto, son extranjeros con pasaporte francés. Son más extraños al sentimiento francés que cualquier otro que nunca haya pisado suelo galo. Odian todo lo que representa el modo de vida de un francés, un europeo, o un occidental. Sus valores son otros. Durante años han ido rumiando el odio al entorno en el que viven.
En los años 30 del pasado siglo no todos los alemanes eran fanáticos nazis, pero la mayoría se dejó arrastrar, o se puso de perfil, o comprendió, toleró o amparó a los asesinos nazis. No todos los rusos era fanáticos estalinistas, pero la mayoría se dejó arrastrar, o se puso de perfil, o comprendió, toleró o amparó a los asesinos estalinistas. Podemos decir lo mismo de lo sucedido en China, en Japón, en Ruanda, o en Camboya. La mayoría de sus habitantes querrían la paz, pero eso no impidió que se produjeran millones de muertes. Es evidente que la mayoría de los musulmanes son pacíficos y lo que desean es vivir en paz, pero unos pocos fanáticos asesinos pueden arrastrar a muchos miles de prosélitos, mientras otros cientos de miles de pasivos congéneres se dejarán arrastrar, o se pondrán de perfil, o comprenderán, tolerarán o ampararán la violencia. Nos lo enseña la historia una y otra vez. Y otra. Y otra. El ser humano es así.
Todos los pueblos tienen señas con las que se identifican, idioma, cultura, religión, modo de vida, costumbres, gastronomía, forma de vestir, aspecto físico, y un sinfín de características que, si lo desean o lo necesitan, les sirve para agregarse a unos colectivos y separarse de otros. Las minorías violentas apelan a esas diferencias para seducir a las mayorías y suelen tener un éxito rotundo.
Europa se ha ido llenando de inmigrantes que buscaban una vida mejor que la que padecían en sus lugares de nacimiento. Los que se han integrado han contribuido a enriquecer a la sociedad, siempre la unión y la fusión son enriquecedoras. Los que no se han integrado han generado un grave problema. Viven entre nosotros pero no conviven. El rechazo engendra odio y el odio agresividad y venganza. “Es triste condición humana que más se unen los hombres para compartir los odios que para compartir un mismo amor”, decía Jacinto Benavente. Y odiar significa sentir aversión por la simple existencia del otro, desear eliminarlo. Si además eliminar al otro está premiado con el Paraíso ¿cómo se puede detener esta deriva? Si los expertos no tienen ni idea, yo tampoco.
Solo se me ocurre bucear en el saber milenario del refranero popular, ese pozo inagotable de sapiencia acumulada a lo largo de los siglos. Ya que una de las partes apela a Dios para sus fechorías, un buen consejo sería: “Cada uno en su casa y Dios en la de todos”. Difícil en un mundo global.
¿Qué tal, entonces? :”Si vas a Roma haz lo que los romanos”. Si vienes a Europa haz lo que los europeos. Con eso sería suficiente.      

No sé si me harán caso. El virus del odio se extiende muy deprisa y no conocemos la vacuna. Es posible que tengamos que convivir con él mucho tiempo. 

domingo, 15 de noviembre de 2015

Habitaban con nosotros pero no convivían.

-Almanzor, sí, necesitamos un jefe como Almanzor -afirmó Ahmed.
-No estés tan seguro.
Les sorprendió la voz que surgía de la oscuridad, era Abdallah Al Qurtubí el que se agregaba a la conversación.
-No estés tan seguro -repitió acercándose-, es posible que los aciagos días que estamos viviendo sean consecuencia de la época de Almanzor.
-¿Cómo dices eso? -preguntó asombrado Ahmed.
-Almanzor fue un gran guerrero sin duda, el Victorioso de Dios. Durante treinta años mantuvo a raya a los cristianos del norte y a las tribus salvajes del otro lado del mar. Controló con mano de hierro el califato, al tiempo que era el azote de los pueblos fronterizos, mantuvo la paz y la prosperidad dentro de Al Ándalus...
-¿Y eso te parece mal?
-Desde luego que no. Tan solo digo que las consecuencias de esa política pueden haber degenerado en esta mala situación. ¿Qué pasó durante todos esos años?, que el pueblo de Qurtuba se amansó. Las guerras las ganaban los mercenarios, tropas de extranjeros que se encargaban de morir y matar mientras los andalusíes disfrutaban de una vida sin sobresaltos, limitándose a celebrar las victorias y a beneficiarse en mayor o menor medida del producto de ellas. Las gentes se sienten cómodas en la protección que les procura un caudillo enérgico si tienen asegurado el plato de cada día. Se relajan, se amoldan, se acostumbran a no tener que pelear por la vida. Adoptan la filosofía del gato casero, si hay sol se ponen al sol, y si no hay, se arriman a la hoguera. Mientras haya calor igual da de donde venga. Pero cuando se muere el amo y ese gato descubre que nadie le pone la comida y tiene que salir a buscarla afuera, ya no sabe, y los gatos callejeros no le dejaran probar bocado. Fuera de casa hace frío, hermanos, y la vida hay que merecerla y pelearla cada día. Nosotros hemos perdido nuestra naturaleza de pueblo unido, con un futuro común y con unas convicciones firmes, y nos hemos quedado a merced de los enemigos. Almanzor era más temido que respetado. Interrumpió la cadena de la dinastía omeya que era la que nos daba continuidad y nos hacía proyectarnos en el tiempo. Nos llenó el país de extranjeros que habitaban con nosotros pero no convivían. Murió y cada facción quiso imponer su fuerza porque él enseñó a todos que no era necesario pertenecer a la dinastía para detentar el poder. Pero cuando desaparece la mano firme y tiránica, surgen inmediatamente los pequeños mediocres que han estado aguardando el final del poderoso. Ahí empezó el derrumbe y ha sido vertiginoso porque estábamos muy debilitados. ¿Cuántos pueblos han sido víctimas de sus caudillos a lo largo de la historia? Yo no quiero caudillos. Yo quiero convicciones. Todos los caudillos se mueren pero las ideas claras y firmes se proyectan en el tiempo, sobreviven a los mortales. Al Ándalus ha ido precipitándose velozmente hacia la insignificancia de no ser más que un conjunto de personas que ha perdido la cohesión, que no saben a qué cultura pertenecen. En estos momentos nuestra civilización no tiene un sentido nítido y bien definido para sus habitantes. ¿Cuál es para vosotros la idea de Al Ándalus?
Los jóvenes lo miraron sorprendidos sin saber qué responder. Realmente no se habían planteado esa cuestión; vivían allí y punto. Siempre habían estado allí, ¿qué más se necesita para vivir?, ¿no basta con estar?
El capitán esperó una respuesta durante unos instantes y viendo que nadie le contestaba, prosiguió su monólogo.
-Tenemos que tener una idea clara de lo que somos. Las comunidades de hombres son como el hombre mismo. Nosotros, cada hombre, necesita movilizarse cada día, comer, aprender, crecer, amar. El hombre que se abandona, muere. Lo mismo le sucede al colectivo, si no se mantiene siempre en marcha acaba desapareciendo.
Nosotros nos vamos despeñando por el precipicio de la desidia. ¿O es que acaso os creéis que el mundo se mueve siempre hacia delante? La vida hay que merecerla cada día. ¡Mirad a los cristianos!
-¿Qué tenemos que aprender de esos bárbaros? -preguntó Ahmed-. Están atrasados, no tienen cultura, no han progresado como nosotros. No se lavan. Son zafios e inmundos.

-Así es, en verdad. Nosotros somos mucho más ricos. Nuestra cultura es muy superior. Hay más sabios en esta ciudad que en todos los territorios cristianos. Tenemos mejores armas y más hombres y caballos. Levantamos hermosos palacios, construimos floridos jardines, mantenemos feraces huertas, confeccionamos lujosos vestidos, componemos bellísimos poemas, poseemos enormes bibliotecas con miles de volúmenes, disfrutamos de cientos de baños públicos, somos los más instruidos en geometría, astronomía, botánica o medicina..., -calló un instante, reflexionando-, en verdad tendría que estar hablando en tiempo pasado, todo eso era cierto hasta hace un año. ¿Ahora qué?, ¿adónde se han ido todas esas cosas?, ¿adónde están yendo? Somos como una jauría de chacales que se atacan y muerden peleando entre ellos disputándose el mejor venado, y mientras se debilitan llega el tigre y se come la presa. Los cristianos quieren comerse el venado. Antes vivían enfrentados pero ahora se van uniendo alrededor de un objetivo común. Ya han estado aquí dos veces y volverán. Almanzor los derrotó en más de cincuenta ocasiones, asoló sus castillos y sus ciudades, mató a sus hombres, secuestró a sus mujeres, quemó sus cosechas y les arrebató sus bienes. Pues bien, ahí siguen. Con más fuerza que antes. La vejación constante a la que les sometimos les hizo unirse y dotarse de un ansia de resistir más fuerte que nuestra presión. Si ofendes a un pueblo milenario tienes que aniquilarlo completamente o prepararte para su venganza. Ahora vienen a cobrar su débito. Sus mujeres paren más hijos que las nuestras, sus soldados son más arrojados que los nuestros y su fe es más determinada que la nuestra. Nos invadirán, nos derrotarán y nos impondrán sus condiciones. Los signos son claros para el que los quiera ver. Los primeros emires poblaron la tierra con su simiente, Abd el Rahman II dejó más de cien hijos; Abd el Rahman III, tuvo veintisiete, Al Hakam, dos, y Hisham, ninguno. ¿Qué más prueba de los cielos queréis?, la estirpe se ha secado y con ella se ha ensombrecido la perla más brillante del universo, Qurtuba. 

Fragmento de "La perla de al Ándalus", novela que se desarrolla en los primeros años del siglo XI, en el inicio del derrumbe del Califato.

LA PERLA DE AL ÁNDALUS (Spanish Edition)

lunes, 9 de noviembre de 2015

Por pasar el rato

Pasamos la vida subidos a una gran roca esférica que da vueltas sin cesar por un lugar que llamamos espacio exterior. Las vueltas son siempre las mismas y a una velocidad constante de unos 100.000 kilómetros por hora. Al tiempo que se desplaza, nuestra esfera va girando sobre su eje a unos 1.500 kms por hora, más o menos, dependiendo de en qué punto de la misma tomemos la medición. Así parece que lleva unos cuantos millones de años, dando las mismas vueltas y girando sin cesar. De momento no parece que vaya a pararse. Subidos, agarrados y prisioneros de esa roca, nosotros pasamos unos pocos años, 80 de media, acompañándola en su incesante transitar. ¿Para qué?, cualquiera sabe. Hay algunas teorías pero pocas certezas.
La roca ha estado muchos millones de años repitiendo su monótono recorrido sin nosotros, da la impresión de que no le hacíamos ninguna falta.
Para sobrellevar esos pocos años de vueltas y giros, los hombres se dedican a diversas actividades. Una vez resueltas sus necesidades básicas, emprenden otras cuya finalidad principal consiste en pasar el rato. Tienen muchas opciones, pueden ocupar su tiempo en innumerables labores, unas más útiles que otras, pero la mayoría tienen por objetivo pasar el rato.
Escribir en un blog es una de esas opciones. Leerlo es otra.

domingo, 8 de noviembre de 2015

La leyenda de Tamerlán

Muy cerca del final del curso, los niños aguardaban ansiosos un acontecimiento importante. El equipo de fútbol de los chicos españoles había llegado a la final del campeonato juvenil de Moscú, e iba a enfrentarse con un equipo ruso. Casi todos los niños de la Casa de Rosa acudieron a presenciar el partido.
Al entrar vio a Mikhail, el profesor de historia, sentado solo en una de las gradas y se situó junto a él. El hombre parecía un poco ausente, tenía una expresión atribulada que contrastaba con el bullicio general. A Rosa le extrañó y le preguntó si le ocurría algo.
-Ayer -contestó- leí una noticia en el Pravda que me ha dejado muy inquieto. Un equipo de arqueólogos ha descubierto en Samarkanda la auténtica tumba de Tamerlán y ha desempolvado su cráneo. Los restos van a ser trasladados a Moscú para estudiarlos en profundidad. No deberían hacer tal cosa. Hay muertos que no conviene molestar. Tamerlán fue un terrible caudillo del siglo XV, un guerrero y conquistador insaciable y despiadado. Con un ejército de feroces soldados nómadas dominó enormes territorios de Asia llegando hasta el Mediterráneo. Doblegó decenas de naciones, arrasó miles de pueblos y exterminó a millones de sus habitantes. Uno más de los sanguinarios caudillos que se han distinguido a lo largo de la humanidad por el desprecio a la vida de sus semejantes. Hay una leyenda que dice que si su tumba fuese violentada su ira caería sobre los responsables, que sufrirían una plaga más devastadora aún que las que él causó. Hay que ser más respetuoso con las profecías, no conviene desoír tan claras advertencias. Podrían cumplirse.
Era el 22 de junio de 1941, y había estado lloviendo sin parar desde la víspera. Cayó tanta agua que tuvieron miedo de que no se pudiera celebrar el encuentro. El campo estaba en muy malas condiciones, embarrado y lleno de charcos, pero después de hacer una inspección, los contendientes decidieron jugar, y los espectadores se alegraron y se prepararon para pasar un buen rato. Rosa se olvidó enseguida de los temores que inquietaban a Mikhail y se unió a los demás niños que animaban a los españoles con gritos y cánticos. Gritaban exaltados y jaleaban cada acción con el máximo entusiasmo. Los jugadores hacían lo que podían sobre aquel barrizal, cuando corrían levantaban con sus pisadas el agua encharcada salpicando a su alrededor, y cuando caían al suelo se levantaban cubiertos de lodo. Aquello, lejos de incomodar a los espectadores, les provocaba mayor excitación y vitoreaban con entusiasmo cualquier acción de los esforzados jugadores. 
Habrían transcurrido solamente unos quince o veinte minutos del apasionante encuentro, cuando por los altavoces del estadio sonaron unos intensos pitidos, y a continuación empezaron a escucharse las notas de La Internacional. El árbitro mandó detener el juego y todos, jugadores y público, quedaron expectantes, sorprendidos por la interrupción.
Cuando acabó de sonar la música, se oyó la voz de Mólotov, grave, firme:
“Camaradas, hoy a las cuatro de la madrugada, sin declarar la guerra y sin formular pretensiones de ningún tipo, tropas de la Alemania fascista han atacado la frontera en muchos puntos, han penetrado en nuestro país, y han bombardeado desde el aire Zhitomir, Kiev, Sebastopol, Kaunas, y algunas otras localidades. Debéis prepararos para la guerra. La Unión Soviética es fuerte y sabrá hacer frente al enemigo. Nuestra causa es justa. El enemigo será derrotado. La victoria será nuestra.”
Volvió a sonar La Internacional y el público abandonó el estadio. Rosa buscó con la vista a Mikhail pero ya se había marchado. Por las calles la gente andaba deprisa con gesto de preocupación. Enseguida se organizaron colas en las tiendas, todos querían abastecerse de los productos más necesarios. En el Metro la gente leía con avidez las inquietantes noticias, comentaban los acontecimientos, algunos se enteraban allí de lo que estaba ocurriendo, se asombraban, se mostraban incrédulos, lo que nadie esperaba, lo que nadie deseaba, estaba sucediendo.
Los niños regresaron a la Casa cabizbajos y alarmados. Lo que prometía ser un día de diversión se había convertido en el prólogo de una pesadilla. ¿Qué estaba pasando? ¿Cómo era posible que alguien se atreviera a invadir un país tan poderoso? 

Fragmento de "El infierno de los inocentes", novela que narra las vivencias de los niños que fueron enviados a Rusia durante la Guerra Civil y las de los jóvenes que se alistaron en la División Azul. Disponible en Amazon

EL INFIERNO DE LOS INOCENTES de [Molinos, Luis]
EL INFIERNO DE LOS INOCENTES (Spanish Edition)