martes, 25 de marzo de 2025


Emigrantes, inmigrantes, migrantes.

Según el INE a día de hoy hay 3 millones de españoles residiendo en el extranjero, 500.000 tienen entre 20 y 34 años y la mayoría son personas bien preparadas. Mano de obra muy cualificada que se va a contribuir al desarrollo de otros países después de haberse formado en España a un alto coste. También dicen las estadísticas que cada mes emigran 40.000 hombres y mujeres de estas características, eso es 500.000 cada año. La fundación BBVA cifra el capital humano que abandonó nuestro país en 2022 en el entorno de 155.000 millones de euros. Sin embargo la población de España ha aumentado en los últimos años en más de 2 millones de personas. Es decir, que por cada persona que se va llegan dos o tres nuevos habitantes. Hay un sector de esta inmigración que por cultura, idioma, costumbres, idiosincrasia, tiene facilidad para integrarse. Otra parte lo tiene mucho más difícil y aún hay algunos que cabría preguntarse si realmente desean esa necesaria integración. Por cada hombre o mujer bien formados que se van llegan dos o tres, en su mayoría hombres, que en un porcentaje muy significativo no conocen el idioma y no tiene formación. En el mejor de los casos es mano de obra para los trabajos más sencillos, los de menor valor. Muchos de ellos son esos a los que los sandios políticos que padecemos se refieren como niños y niñas. Las niñas son invisibles y los niños son jayanes de dos metros. Parece que atender a cada uno de estos supuestos menores cuesta alrededor de 4.700 euros al mes. Solo en la comunidad de Madrid eso significa unos 40 millones al mes. Mientras el debate entre políticos es qué comunidad acoge mayor número de los que ya están aquí, siguen llegando cada vez con más intensidad sin que se vislumbre un final. El panorama es desolador y esta tendencia se acelera dramáticamente. Somos uno de los países con menor tasa de natalidad del mundo y un gran número de jóvenes bien preparados se marchan y son sustituidos por otros con escasa formación y complicada integración. Por muy buena voluntad que se ponga y por muchos pensamientos ilusorios que se apliquen parece que la degradación de la sociedad es inevitable y rápida. El reemplazo de la población va a buen ritmo. Mientras, cada político, sea del partido que sea, está más preocupado por su culo que por el futuro del país. Cuando haya elecciones, suponiendo que las haya, ¿vamos a volver a votar a sujetos y sujetas de esta calaña?        

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