domingo, 20 de septiembre de 2020

¿Cuándo se jodió España?

 ¿Cuándo se jodió el Perú, Zavalita? Es una pregunta que se hacía el personaje de la gran novela “Conversación en la catedral”, de Mario Vargas Llosa. La novela se publicó en 1969 y hoy, en 2020, podríamos hacernos la misma pregunta con relación a España. ¿Cuándo se jodió España, Santiaguito? Porque España está jodida, de eso no hay duda. Y más que va a estar. Y no es solo por el virus, ya venía estando perjudicada desde unos años atrás. El virus nos ha pillado cuesta abajo y con los frenos rotos y nos ha dado un empujón. Si hay que poner una fecha al inicio de la jodienda yo diría que todo empezó en 2004. Cualquiera que tenga más de treinta años recordará que el nuevo siglo empezó bien. El paro estaba en el 10%, la economía crecía por encima del 3% anual, el comercio florecía, el turismo no cesaba de aumentar, y en conjunto, independientemente de lo que reflejaran los siempre fríos datos, se palpaba un ambiente de optimismo generalizado. La gente contemplaba el futuro con confianza. Se disparó la venta de casas y de coches. Llegaron decenas de miles de inmigrantes, mujeres y hombres, de los que venían a trabajar porque había trabajo. Hoy siguen llegando miles de inmigrantes pero son todos hombres jóvenes y no vienen a trabajar porque no hay trabajo.

En 2004 el paro estaba en el 10% y llegó hasta el 26% en 2012. Este año estará en el 24% según previsión de Bankinter, y casi un millón de personas en ERTEs. No hay más que dar un paseo por las principales calles de cualquier ciudad y contar los locales que están cerrados o en liquidación para constatar la trágica magnitud de la situación. 

En 2004 España se había situado entre los países más prósperos de Europa, ahora hemos retrocedido a la cola. Ahora somos los campeones del mundo en datos negativos, mayor número de muertos por habitantes, mayor número de sanitarios infectados, mayor paro, mayor recesión.

Las explosiones sincronizadas de los trenes de Atocha tuvieron lugar el 11 de marzo, tres días antes de las elecciones generales, y ocasionaron 193 muertos y casi 2.000 heridos. En las horas siguientes, con toda la población estremecida por el suceso, se sucedieron infinidad de comunicados sobre el origen de las bombas. El PP se empecinó en atribuirlo a ETA cuando todo parecía indicar que eran otros los causantes. Rubalcaba, portavoz socialista dijo: “Los españoles se merecen un gobierno que no les mienta”, y la gente le hizo caso y votó al PSOE. Mucho han cambiado las prioridades de los votantes en estos 16 años, ahora a los españoles y españolas parece importarles un comino que les mientan una y otra vez.

Hubo un juicio larguísimo y se han escrito miles de artículos sobre el atentado pero sigue habiendo muchas dudas sobre la autoría de la masacre. El caso real es que el atentado cambió el gobierno. Y desde entonces la situación ha ido empeorando. Si surgen problemas en un vuelo es mejor que al mando del avión esté un piloto como el que logró aterrizar en el río Hudson y no como el de Germanwings, que estrelló el aparato en los Alpes. La calidad de nuestros pilotos se ha ido deteriorando y no parece tocar fondo. Ahora tenemos un gobierno inane compuesto de ignaros presuntuosos que entretienen sus afanes en luchar a brazo partido contra un cadáver. Parece que van ganando y debe ser por eso que se aplauden a sí mismos. Pero en lo que afecta al día a día de las personas los resultados son pésimos. No se trata de derechas ni de izquierdas, se trata de competencia o ineptitud, de conocimientos o ignorancia, de inconsistencia o eficacia. Cualquiera que no ha hecho nada útil con su vida se ofrece para arreglar las de los demás y la gente se lo cree. Es absurdo pero es. Al final, como son incapaces de hacer algo provechoso ni resolver los problemas que se presentan, se dedican a inventar otros problemas que sí puedan resolver y a soliviantar al personal. Ahora hay en la sociedad una crispación que no había hace veinte años y no se adivinan cambios positivos. Como decía el gran filósofo Murphy “Cualquier situación, por mala que sea, siempre es susceptible de empeorar”. Y con esta basca a los mandos es inevitable.

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