El 17 de junio de
1527 una flota de seis navíos y seiscientos hombres zarpó de Sanlúcar al mando
de Pánfilo de Narváez, comisionado por el rey Carlos I para la conquista de la
Florida. Esta tierra había sido descubierta por Ponce de León, quien la bautizó
con ese nombre por llegar a ella el lunes de Pascua de 1513. Volvió allí en
1521 buscando la fabulosa Bimini y sus fuentes de la eterna juventud, pero fue
malherido y tuvo que regresar a Cuba donde murió a los pocos días. Años más
tarde Narváez consiguió el encargo de su conquista pero la expedición que
comandó fue un completo desastre. En su escala en Santo Domingo ya sufrió
deserciones y costeando Cuba tuvieron que soportar un huracán en el que
perecieron muchos hombres. No pudieron alcanzar las costas de Florida hasta
abril de 1528 con una tripulación de alrededor de la mitad de la que había
salido de España. Allí no encontraron las riquezas que suponían pero sí unos
indígenas muy belicosos que los fueron diezmando. Agotados decidieron regresar
para lo que construyeron cinco canoas, ya no tenían los barcos, con las que
intentaron bordear la costa para llegar a México, que suponían mucho más cerca
de lo que en realidad estaba. Una terrible tormenta les hizo naufragar en el
delta del Misisipi, quedando solamente cuatro supervivientes. Álvar Núñez
Cabeza de Vaca, que era el tesorero de la expedición, Alonso del Castillo
Maldonado, Andrés Dorantes de Carranza, y el negro Estebanico, seguramente el
primer africano en pisar suelo del norte de América. Estos cuatro emprendieron
una de las hazañas más extraordinarias de la historia de la humanidad.
Álvar Núñez Cabeza de Vaca y sus tres compañeros realizaron la increíble
proeza de recorrer a pie más de 4.000 kilómetros de manglares, selvas, ríos y
desiertos, atravesando territorios de pueblos indómitos y salvajes, desde
Florida al Golfo de California, en un viaje que les llevó ocho años. Cruzaron por
tierras de lo que hoy son los estados de Florida, Misisipi, Luisiana, Texas, Nuevo
México y Arizona, para luego bajar hacia Sonora, siempre buscando contactar con
compatriotas, hasta que por fin lo consiguieron al llegar a Culiacán donde
encontraron una villa española. En todo ese recorrido sufrieron mil peripecias,
fueron esclavizados por algunas tribus mientras en otras Cabeza de Vaca salvó
la vida ejerciendo de chamán o curandero. Dejó constancia de su epopeya en su
libro “Naufragios”, un impresionante documento que muestra la capacidad de
resistencia y determinación de aquellos hombres extraordinarios.
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