“Como el toro he nacido para
el luto
y el dolor, como el toro
estoy marcado
por un hierro infernal en el
costado
y por varón en la ingle con un fruto.
Como el toro lo encuentra
diminuto
todo mi corazón desmesurado
y del rostro del beso
enamorado,
como el toro a tu amor se lo disputo.
Como el toro me crezco en el
castigo,
la lengua en corazón tengo
bañada
y llevo al cuello un vendaval sonoro.
Como el toro te sigo y te
persigo,
y dejas mi deseo en una
espada,
como el toro burlado, como el
toro.”
En Miguel Hernández, uno de
nuestros más grandes poetas, está siempre presente el mundo del toro.
Federico García Lorca, otro
enorme poeta adorado por la progresía, era curiosamente un absoluto enamorado
de los toros.” Llanto por Ignacio Sánchez Mejías”, a la muerte de su amigo, es
una cumbre de la poesía del siglo XX. “A las cinco de la tarde, eran las cinco en
punto de la tarde…”
En
una entrevista dijo: “El toreo es, probablemente, la riqueza poética y vital
mayor de España, increíblemente desaprovechada por los escritores y artistas,
debido principalmente a una falsa educación pedagógica que nos han dado y que
hemos sido los hombres de mi generación los primeros en rechazar. Creo que la
fiesta de los toros es la más culta que hay hoy en el mundo. Es el drama puro
en el cual el español derrama sus mejores lágrimas y sus mejores bilis. Es el
único sitio a donde se va con la seguridad de ver la muerte rodeada de la más
deslumbradora belleza.” Ahí queda eso.
Picasso
fue otro apasionado de los toros como así lo atestiguan muchas de sus obras.
Ahora,
lo que se autodenomina el “mundo de la cultura”, abomina de los toros, y en consecuencia,
en parte de esa antigua cultura. ¡O tempora, o mores!
Dejando aparte la discusión
ideológica, siempre resbaladiza, lo que no se puede discutir es la influencia
del mundo taurino en nuestro lenguaje cotidiano. Hay multitud de expresiones
que utilizamos habitualmente en nuestras conversaciones, seguramente sin tener
conciencia de que se las debemos al ahora tan denostado mundo.
Tenemos innumerables señales de la influencia de la fiesta de los
toros en el habla común. Para muestra estos botones:
Por un lado están las expresiones que manifiestan sin ambages la
referencia taurina:
A ese le gusta ver los toros desde la barrera.
A mí no me torea nadie.
¡Ánimo!, al toro que es una mona.
A toro pasado, cualquiera se hace el valiente.
¡Cuidado!, que nos coge el toro.
Hasta el rabo todo es toro.
Hay que coger el toro por los cuernos.
Ponerse de grana y oro.
Ponerse detrás del burladero.
Ponerse hecho un toro.
Recibir una cornada.
Tener vergüenza torera.
Temerle a alguien más que a un miura.
Saber torear un problema.
Hay otras en que su relación no se evidencia con tanta nitidez:
Arrimarse a tablas.
Dar la alternativa (a Fulano).
Dar la puntilla (a Zutano).
Dar una espantada, o la espantá.
Echar un capote.
Entrar a matar.
Entrar al trapo.
Escurrir el bulto.
Estar hasta la bandera (un recinto).
Hacer un desplante (a Perengano).
Hacer el paseíllo.
Hacer una buena faena.
Lanzar un puyazo.
¡Música, maestro!
Ponerse el mundo por montera.
Quedar para el arrastre.
Recibir un revolcón.
Rematar la faena.
Ser (algo) de
bandera.
Tener mano izquierda.
Otras hay, que a lo mejor agradecen una explicación:
A las primeras de cambio.
Hace referencia a los momentos inmediatamente posteriores al
cambio del capote de paseo por el de brega.
Atarse bien los machos.
Los machos son las cintas que sirven para ajustar la taleguilla,
el pantalón de los toreros. Hay que apretarlos bien para no tener un disgusto
durante la lidia. Hace referencia a prepararse a conciencia para enfrentar una
situación complicada.
Cambiar de tercio.
Tercios, partes en que se divide la lidia. Cambiar de conversación
o de acción.
Cargar la suerte.
Colocarse bien al dar un pase y mandar en el toro. Hace referencia
a cuando alguien fuerza la situación para imponerse a otro.
Cortarse la coleta.
Cuando se retira un torero se corta la coleta en público, primero
de verdad y después simbólicamente. Se dice cuando alguien se retira de alguna
actividad.
Crecerse en el castigo.
El toro bravo, de buen trapío, al sentir dolor acomete con más
fiereza. Hace referencia a los que no se arredran ante las dificultades.
Dar el quiebro.
Quebrar la embestida es evitar el golpe de los pitones con un
movimiento ágil, sobre todo en la suerte de banderillas. Esta expresión la ha
heredado el fútbol.
Dar largas.
Una larga cambiada es un lance en que el torero mueve la capa con
amplitud para darle salida al toro esquivando la embestida. Se usa para
expresar que damos excusas para evitar hacer algo que no deseamos.
Estar de capa caída.
Cuando el torero sostiene la capa con los brazos caídos no está en
actitud de enfrentarse al toro. Se hace extensivo a cuando alguien está
desanimado o indolente, sin ganas de encarar los problemas.
Estar en capilla.
Justo antes de saltar a la plaza, los toreros pasan por la capilla
a rezar. Se refiere a cuando alguien se encuentra en un momento inmediato a un
hecho importante.
Estos (o
aquellos) son de aúpa.
Los de aúpa eran los picadores, por ir encima de
los caballos. Se les solía criticar por excederse en su cometido de castigar a
los toros con los puyazos. De ahí ha quedado como expresión de ser “de cuidado,
de mala condición, violento, desagradable”, según el DRAE.
Pasarse de castaño oscuro.
Se tenía por cierto que el toro de pelaje castaño era siempre de
gran bravura y exigía lo mejor del torero. Si se pasaba, si su
color era aún más oscuro, se suponía que podía ser muy problemático para el
diestro.
Quedarse mirando al tendido.
Preocuparse de lo secundario, los espectadores, y no centrarse en
lo importante, el toro.
En fin, son innumerables las expresiones que utilizamos en
nuestras conversaciones diarias:
En corto y por derecho.
Estar al quite.
Hasta la bola (del estoque).
Ir de farol (tipo de pase por alto).
La hora de la verdad.
La suerte suprema.
No hay quinto malo.
Parar los pies.
Pinchar en hueso.
Primeros espadas.
Salir por la puerta grande.
Ser bravo o manso.
Ser una figura.
Ser un espontáneo.
Si el tiempo no lo impide.
Hay, por último, las expresiones que hacen referencia concreta a
algún torero.
A esta reunión no ha venido ni el Tato.
Antonio Sánchez, “el Tato”, torero sevillano, 1831-1895. Cuentan
que en su época de mayor gloria estaba en todos los carteles, no se perdía una
corrida, de ahí la expresión, si no estaba “el Tato” era como si no hubiera
nadie. El 7 de junio de 1869, al entrar a matar, el toro “Peregrino” le corneó
en la pierna, se gangrenó la herida y hubo que amputarla. Según las crónicas no
permitió que se le anestesiara y soportó la amputación en vivo y fumándose un
puro. Da una idea de la pasión que levantaban en aquella época los toreros que
la pierna cortada estuvo expuesta durante años, conservada en alcohol, en el
escaparate de una botica madrileña.
Quedar como Cagancho en Almagro.
Joaquín Rodríguez Ortega, “Cagancho”, torero sevillano y gitano,1903-1984.
Alternó faenas geniales con alguna tarde nefasta. El 27 de agosto de 1928, en
Almagro, en el sexto de la tarde, después de pinchar al toro por todo su cuerpo
innumerables veces, le sonaron los tres avisos para devolverlo al corral
mientras intentaba matarlo sin salir de la barrera. El torero abandonó la plaza
escoltado por la Guardia Civil y hasta tuvo que intervenir un destacamento de
Caballería del Ejército para apaciguar la indignación del público. Su actitud
provocó una de las mayores broncas que se recuerdan.
Tener más valor que el Guerra.
Rafael Guerra Bejarano, “Guerrita” o “el Guerra”, torero cordobés,
1862-1941. Uno de los grandes de la historia del toreo. Autor de la famosa
anécdota con Ortega y Gasset. Cuando le presentaron al hombre de letras le
preguntó que a qué se dedicaba y al responder este que era filósofo, el
diestro, estupefacto, exclamó: “¡Hay gente pa tó!”.
Hacer el Tancredo.
O hacer de Don Tancredo. Lance taurino que consistía en esperar la
salida del toro en mitad del ruedo subido en un pedestal y no mover ni un
músculo para no despertar su atención. Generalmente el actuante iba vestido de
forma estrafalaria y totalmente pintado de blanco. A pesar de su inmovilismo
los Tancredos sufrieron numerosas cogidas. Esta expresión la ha heredado el
fútbol para cuando el portero encaja un gol por quedarse quieto.
A toda esta cantidad de expresiones de origen taurino habría que
añadir otras muchas que olvido. La profusión de términos da una idea de la
enorme importancia social que ha tenido la fiesta de los toros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario