Moza
tan fragante
non
vi en la frontera,
como
esa cupera
tan
desafiante.
Sin
pausas, con prisas,
la
grácil doncella
cual
rauda centella
marchose
a Suiza.
En
un verde prado
de
rosas y flores
junto
a su abogado
y
sus asesores
va
tan rozagante
que
apenas creyera
que
esa moza era
la
misma de antes.
El
sexi flequillo
que
cubre su frente
confiérele
un brillo
denso
y refulgente.
Las
damas alpinas
se
muestran celosas
de
esa audaz ondina
fresca
y olorosa.
Europa
se altera,
se
pasma su gente,
viendo
a esta cupera
de
aroma infrecuente.
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