domingo, 29 de septiembre de 2013

El rey en su palacio contempla el manto de estrellas sobre su cabeza. El rey está inquieto y preocupado. ¿Cómo puede un rey tan poderoso estar preocupado? Él es el más grande, el supremo, el único. Todos se espantan en su presencia, nadie osa mirarle a la cara, hay que aproximarse a él despacio, descalzo, con la cabeza baja, humillado, con la vista en el suelo. Nadie levanta la voz, todos se arrodillan a su paso. ¿Por qué está inquieto? Su nombre significa “el de gesto severo”, nunca, como ahora, estuvo tan bien nombrado. ¿Qué está pasando?
Hay señales en el cielo, presagios funestos. Durante varias noches se ve una como espiga de fuego, una luenga llama que alcanza el cielo, ancha en la base, angosta en el vértice, sube y gotea, gotas llameantes. Se la ve por Oriente, llega a medianoche y se queda hasta el alba. El sol la hace desaparecer. Vuelve a la siguiente noche. La gente está espantada, lo comentan con pavor, se golpean la boca con las palmas, ¿qué va a pasar? ¿Qué males avanza esa extraña luz?
No es el único mal presagio, hay más. La casa de Huitzilopochtli ha ardido. Se ha consumido de arriba abajo, ha desaparecido, solo quedan cenizas. El fuego nació adentro, nadie lo prendió, las llamas surgieron de su seno. Se llamó a la gente. ¡Mexicanos, venid, traed cántaros, salvemos el templo! ¿Qué sucedió? Cuanta más agua se aportaba, más fuerte era el fuego. Nadie pudo apagarlo. Ardió por completo. El templo se consumió por entero. Huitzilopochtli está enfurecido.
No es el único mal presagio, hay más. El templo de Xiuhtecuhtli ha sido herido por un rayo, golpeado por un rayo. Su techo de paja ha desaparecido. No había tormenta, ni trueno, ni centella, solo lluvia tenue, suave. ¿De dónde partió ese rayo? Lo envió el Sol, fue un golpe del Sol. Él golpeó con su rayo.
No es el único presagio, hay más. Con el sol fuera, se vio un fuego cruzar el cielo. Fue de Occidente a Oriente, como buscando al sol. Fue en tres partes, con una lluvia de chispas, como brasa candente. Su cola llegó lejos, muy lejos. Su visión causa terror. Su sonido espanta, es como ruido de cascabeles. Hay zozobra, alboroto, la gente se golpea la boca con las palmas.
Hasta el mismo rey está inquieto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario