Ha
llegado al poder en aluvión
una
tropa de dispar, vario jaez,
que
tiene por común la condición
de
alardear de atributos de idiotez.
Llevan
todos, su simpleza por blasón,
y
expelen la mayor gilipollez
sin
recato, ni pudor, ni discreción.
Y
tan seguros están, en su sandez,
de
ser émulos vivos de Platón,
que
exhalan necedades cada vez.
Si
los medios no prestaran atención
a
tan gran demostración de estupidez,
les
podrían inducir a reflexión,
y
estos sandios de mentalidad de pez
se
apercibieran de su limitación.
Digo
yo, no sé, quizás, quizá, tal vez.