viernes, 10 de febrero de 2017

El galimatías de su señoría.

Los españoles tenemos un nuevo senador. Hasta el otro día no tenía muy claro para qué servía el Senado, pero ahora menos. Teóricamente es el órgano destinado a ratificar, modificar o rechazar lo aprobado en el Congreso de los Diputados, pero ya no estoy muy seguro. He visto la incorporación del nuevo senador, el excelentísimo señor don Robert Masih Nahar, y dudo de que su función encaje en la definición anterior. Por un momento he dudado si lo que estaba contemplando no sería un vídeo de esos de cámara oculta que se realizan para solaz de gente ociosa; pero no, era la más cruda realidad. El señor Presidente de la Cámara, erguido en la tribuna presidencial, ha llamado a Don Robert y este ha acudido presto al requerimiento. Bien trajeado, rostro orondo, tez aceitunada, sonrisa satisfecha, ha descendido los escalones del hemiciclo con paso ufano hasta situarse en el atril frontero al del Presidente, listo para realizar el solemne acto de jurar o prometer su importante cargo. El señor Presidente ha desgranado la fórmula de rigor y el señor Robert ha contestado. ¿Qué ha contestado? He ahí el busilis de la cuestión. De su boca han salido unos cuantos sonidos, eso hay que admitirlo, ¿pero qué ha dicho?, difícil saberlo. Entre un rimero de runrunes guturales y vocablos ininteligibles me ha parecido entender “república catalana”, el resto es un misterio. Tampoco el señor Presidente, a pesar de estar a un metro, ha debido entenderlo porque ha vuelto a preguntar con mucho interés: “¿Pero acatáis la Constitución?”. El señor Robert ha rebobinado y repetido con fidelidad su primera intervención. Curiosamente, aunque ha sonado exactamente igual, esta vez el señor Presidente ha debido entender el confuso galimatías porque se ha dado por satisfecho y ha aprobado la incorporación del nuevo senador. No obstante, alguna pequeña duda debería quedarle porque se ha creído en la obligación de decir: “Queda claro que el señor senador acata la Constitución”. ¿Claro? A Antonio Ozores intentando que no se le entendiera se le habría entendido mucho mejor.     
El caso es que el Presidente le ha dado la bienvenida muy educadamente y don Robert ha pasado de señor a señoría.  

Visto lo visto me asaltan varios interrogantes que como no alcanzo a responder están afectando seriamente a mi salud. Parece que su señoría llegó a España desde su India natal hace doce años, si en ese tiempo no ha sido capaz de aprender el idioma para comunicarse medianamente con sus conciudadanos, ¿cómo va a poder ratificar, modificar o rechazar lo aprobado por el Congreso? Supongo que para ser senador deberá tener la nacionalidad española, y que por lo tanto habrá jurado antes la Constitución. ¿Emplearía el mismo galimatías para hacerlo? ¿Le entendieron entonces? ¿Cuánto cobra un senador? ¿Para qué sirve un senador? ¿Cuánto cuesta el Senado? ¿Para qué sirve el Senado? ¿Nos habremos vuelto todos locos? ¿Nos están tomando el pelo? ¿Somos idiotas?  

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