miércoles, 16 de septiembre de 2015

Frases para políticos

Para ejercer de político, o sea, para vivir a costa de injerirse en la vida de los demás, no se exigen unos determinados conocimientos. No es necesario pasarse unos años preparando unas oposiciones ni hay que superar ningún examen. No se requiere acreditar un brillante currículo, ni tener don de gentes, ni ser un gran orador, ni demostrar una experiencia previa, ni saber idiomas, ni evidenciar una concreta capacidad en alguna faceta de la vida. Basta con conocer a alguien que ya esté instalado en un partido para que le incluya en alguna lista.
No obstante, es muy conveniente manejar con soltura una serie de locuciones con las que impresionar al auditorio sin que se note que no tiene ni idea de lo que está diciendo.
Anoto a continuación algunas de esas magníficas frases:
 
Tengo el absoluto convencimiento de… (lo que sea).

Da igual de qué se esté hablando. Es indiferente si se está afirmando o negando algo. Lo importante es que el vulgo comprenda inmediatamente que el político está convencido absolutamente de lo que dice. Al pronunciar la frase hay que enfatizar “absoluto”, para dejar bien claro que el que habla está en posesión de la verdad.

Es un escenario que no he contemplado.
También puede decir, si quiere dejar patente que domina los matices:
Es un escenario que no he barajado.

Es una respuesta muy útil para cuando no se quiere contestar a una pregunta incómoda. Denota que el político observa los acontecimientos con el rigor de un realizador de cine. Cuando se le presenta un problema lo sitúa en el escenario adecuado donde encontrar la solución más ventajosa para el pueblo. En este caso aún no lo ha situado en el escenario y por lo tanto no tiene todavía la solución.
 
Lo que este país necesita es… (lo que sea).

Muy importante. Hay que declamarla con mucha convicción. Demuestra que el político no tiene ni la menor duda de lo que es mejor para el pueblo. Es fundamental el matiz “este país”, si dice usted “España” puede ser catalogado de retrógrado o fascista. Diga siempre “este país” que queda mucho más progre. Esta frase suele ser más adecuada para los que están en la oposición. Saben perfectamente lo que necesita el país pero no les dejan demostrarlo. El que está gobernando debe utilizarla con mesura, corre el peligro de que le digan: “Si lo sabe ¿por qué no lo hace?”.
 
Tengo plena confianza en la honorabilidad de mi compañero.

Imprescindible en el hipotético caso de que algún colega de partido sea pillado con las manos en la masa. Ya sé que es raro pero podría llegar a ocurrir. Hay que decirla con el rostro imperturbable, espere a estar completamente seguro de que no le ve nadie para soltar la carcajada.

Es más lo que nos une que lo que nos separa.

Esta debe utilizarse cuando algún compañero se intenta saltar las consignas del grupo. También es oportuna para cualquier problema con los independentistas.

Hay que hacer un ejercicio de responsabilidad.

Esta es muy adecuada para casos de petición de dimisión. Se puede utilizar tanto para reclamar como para rechazar, ya se trate de algo que nos afecta a nosotros o nuestro grupo, o a alguien de un grupo adversario. El ejercicio de responsabilidad puede ser para exigir la inmediata  dimisión (es muy importante que sea inmediata) de alguien, y que el interfecto asuma los errores cometidos, o para aferrarnos al cargo alegando que cumpliremos con nuestro deber a cualquier precio y que estamos dispuestos a soportar cualquier sacrificio.

No me va a temblar el pulso para... (lo que sea).

Me temo que esta frase la han rescatado del pasado, me suena que la pronunciaba con asiduidad un antiguo gobernante. Es necesario que el que la pronuncie tenga un cargo de autoridad desde donde tomar decisiones, si no podría resultar grotesco. Con esta frase se deja claro que el pueblo está en buenas manos, firmes y sin tembleques. Los mandados pueden descansar tranquilos, el que manda tiene el pulso fuerte y los conducirá por la senda más conveniente.

No es el momento de… (lo que sea).

En este caso “lo que sea” es evidentemente molesto para el que la pronuncia, así que hay que aplazarlo indefinidamente. Repitiéndola con frecuencia el momento nunca llegará.

Estamos siguiendo la hoja de ruta.

Si alguien quiere saber qué está haciendo conteste con esta frase. No se preocupe por saber que hoja es esa, ni siquiera si existe, nadie le va a preguntar. Basta con que diga la frase con convencimiento, el pueblo entenderá que usted va por una ruta que conoce bien y que no se va a perder; se sentirá confiado.

 Hay muchas más, pero con estas ya puede empezar a desarrollar su sacrificada e impagable labor.

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