viernes, 4 de octubre de 2013

Con el alma entre los dientes.


Decían que los barcos al nuevo mundo partían de Sevilla. Allí se fue. Lo primero que hizo al llegar a la ciudad fue ir al puerto. Ante sus ojos impúberes se ofreció un espectáculo abigarrado de frenética intensidad. Nunca antes había contemplado tanta gente en un mismo lugar, y todos tan atareados y apresurados como si fuera a acabarse el mundo esa misma tarde. Señores de aspecto solemne, señoras rodeadas de criadas, mujeres cargadas de fardos, niños corriendo entre las piernas de los mayores, soldados con sus armas, vendedores vociferando sus mercancías, guardias, pillos, desocupados, ladrones buscando incautos, putas llamando a jóvenes y viejos, burros cargados hasta lo inverosímil, caballos, mulos, todos corriendo en todas direcciones, en una barahúnda atronadora.       

Amarrados a los muelles, una veintena de navíos elevaban un bosque de mástiles contra el limpio cielo sevillano. Era primavera de 1514, la expedición de don Pedro Arias Dávila, noble de España, primer gobernador de Tierra Firme, estaba a punto de zarpar hacia Castilla del Oro. Era la armada más importante que se había formado hasta la fecha. Mil quinientos hombres; soldados, marineros, agricultores, carpinteros, alarifes, sastres, zapateros, herreros, armeros, familias enteras, mujeres solas en busca de maridos para poblar, caballos y yeguas, cerdos, perros de guerra, semillas del viejo mundo para el nuevo, una expedición colosal que Martín vio partir con enormes ganas de sumarse a ella. Pero era todavía demasiado niño.

Entró al servicio de un hidalgo y durante unos años siguió escuchando historias sobre las Indias, ahora mucho más reales y cercanas. Sus ratos libres los pasaba en el puerto, viendo aparejar los navíos que zarpaban hacia las tierras recién descubiertas y escuchando los relatos de los que volvían. Algunos contaban cosas fantásticas, monstruos gigantescos, animales desconocidos, pájaros de colores que hablaban mejor que las personas, seres con cuerpo de hombre y cabeza de perro, bellas mujeres cubiertas de oro, guerreras feroces, hombres que se comían a sus enemigos, todo lo asimilaba y lo transformaba a su gusto, cuanto más escuchaba, más deseos sentía de partir a conocer aquello. Se sabía cada barco, quién lo armaba y cual era su destino.

Cuando cumplió los quince se sintió con fuerzas para emprender la travesía.

Habló con el contramaestre de una expedición de tres navíos que estaba para partir hacia Santiago de Cuba. Juró que tenía veinte años y conocía la mar. La edad la aparentaba, era recio como un hombre bragado, la mar no la había visto más que en su imaginación, a través de las historias de los que volvían. Lo adscribieron a la marinería.

"Con el alma entre los dientes" Novela histórica disponible en Amazon en eBook y papel.

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Las opiniones más recientes

Por Kikong en 28 de julio de 2016
Formato: Versión Kindle Compra verificada
Lo recomiendo sobretodo para aquellos que no tengan ni idea o que se quieran introducir en las conquistas que hicieron Cortés y Pizarro.
No entra mucho en detalles, pero lo sintetiza/resume todo muy bien, aparte de que el libro engancha por la temática y porque está bien escrito y es muy ameno de leer.
CON EL ALMA ENTRE LOS DIENTES: De Tenochtitlán a Cajamarca (Spanish Edition)

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